jueves, 23 de diciembre de 2010

2010. Mejor, imposible.

Definitivamente no me equivoqué cuando afirmé que todo el esfuerzo hecho en el 2009 se recompensaría en el 2010.
Este definitivamente se convirtió en un año inolvidable.
No sé como describirlo, odiaría usar clichés como: Aprendí mucas cosas y conocí mucha gente chévere.
Pero el hecho es que justo cuando nos acercamos a su culminación te invade la nostalgia ocasionada por esa ola de recuerdos que protagonizaron este año.

ESTE AÑO CAMBIÉ MUCHO.
Más de lo que me pude haber imaginado.
Creo que muchas de las cosas que pasaron ayudaron a desechar ese Reinaldo tímido e inocente que solía ser. De hecho, si tuviese la oportunidad de observarme en el 2009, creo que no me reconocería.

Lo mejor de todo, es que cumplí muchas de las metas que me propuse. No podría estar más satisfecho.
Lo importante fue me atreví a dar saltos de fé, y decisiones que antes quizás no hubiese tomado.

Sí, conocí muchas personas.
Si, tengo nuevos migos.
Sí, hubo momentos inolvidables (y momentos de los cuales no recuerdo mucho, je)
Pero eso no fue todo. Vá más allá y ciertamente no sé cómo explicarlo.

Lo cierto es que se está repitiendo de nuevo esa sensación, aquella que me dice que este año ayudó a abrir las puertas a los acontecimiento que vendrán el año próximo.
No se por qué, pero siento que estos cambios, que este nuevo Sack, o Reinaldo, serán muy necesario para enfrenar nuevos retos el año que viene.
Mis metas y logros fueron sólo un abreboca de lo que vendrá, estoy seguro.

Gracias por todo 2010,
siento que me ayudaste a crecer como nunca antes lo hice.

Y ahora, 2011, agárrate, que voy por ti.
Y pilas, que voy bien equipado.

Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dame más razones para seguir escribiendo